sábado, 14 de diciembre de 2013

La fonte que mana y corre

Sopra le nuvole c'è sempre il sole.


Aquella eterna fonte está escondida, 
que bien sé yo do tiene su manida, 
aunque es de noche. 

Su origen no lo sé, pues no le tiene, 
mas sé que todo origen de ella tiene, 
aunque es de noche. 

Sé que no puede ser cosa tan bella, 
y que cielos y tierra beben de ella, 
aunque es de noche. 

Bien sé que suelo en ella no se halla, 
y que ninguno puede vadealla, 
aunque es de noche. 

Su claridad nunca es oscurecida, 
y sé que toda luz de ella es venida, 
aunque es de noche. 

Sé ser tan caudalosos sus corrientes, 
que infiernos, cielos riegan y las gentes, 
aunque es de noche. 


El corriente que nace de esta fuente 
bien sé que es tan capaz y omnipotente, 
aunque es de noche. 

El corriente que de estas dos procede 
sé que ninguna de ellas le precede, 
aunque es de noche.

 Aquesta eterna fonte está escondida
en este vivo pan por darnos vida,
aunque es de noche.

 Aquí se está llamando a las criaturas,
y de esta agua se hartan, aunque a oscuras
porque es de noche.

 Aquesta viva fuente que deseo,
en este pan de vida yo la veo,
aunque es de noche.

(San Juan de la Cruz, 24 de junio de 1542- 14 de diciembre de 1591).


miércoles, 11 de diciembre de 2013

Ella arreglará todo

Era el 1 de mayo de 1970 cuando san Josemaría anunció su deseo de cruzar el Atlántico para postrarse a los pies de Santa María de Guadalupe. Recordando las circunstancias de aquel arranque de cariño filial a la Virgen, Monseñor Echevarría –que le acompañó en el viaje– escribía veinticinco años después: 
Me atrevería a asegurar –se lo oí en varias ocasiones– que Nuestra Señora le obligó a emprender aquella romería penitente, porque deseaba que allí, a los pies de esa imagen morena, pidiese su intercesión en favor del mundo, de la Iglesia, y de esta pequeña porción de la Iglesia, que es el Opus Dei. 
El 15 de mayo, de madrugada, san Josemaría llegó a la Ciudad de México. He venido a ver a la Virgen de Guadalupe, y de paso a veros a vosotros , anunció a sus hijos en los primeros saludos.
Al día siguiente, 16 de mayo, sin esperar siquiera a aclimatarse al cambio de altura y horario, fue a la basílica y comenzó su novena que duró hasta el 24. 

Mónica Salazar Orozco
El primer día permaneció arrodillado en el presbiterio, durante más de hora y media. Con la mirada fija en el cuadro de la Virgen de Guadalupe, elevó una oración intensísima a Nuestra Madre, en la que con toda confianza le decía Monstra te esse Matrem! Muestra que eres Madre (...) Si un hijo pequeño le pidiera esto a su madre, es seguro que no habría madre que no se conmoviera (...) Escúchanos: ¡yo sé que lo harás!
En los siguientes días, pudo ocupar una tribuna lateral desde la que era posible rezar a muy poca distancia de la imagen, sin llamar la atención. 

El último día de la novena, oración por los cinco continentes El 24 de mayo de 1970, que cayó en domingo, llegó a la Villa de Guadalupe a las 16.40 de la tarde. Antes de subir a la tribuna fue, como siempre, a saludar al Santísimo Sacramento.

Ya en la tribuna, comenzó enseguida a hablar con la Virgen, reanudando las tertulias –así se expresaba san Josemaría– que estaba teniendo por aquellos días con Nuestra Señora de Guadalupe

Me faltan las palabras para demostrarte mi alegría, tan grande, de estar junto a ti, Señora. Hijos míos, yo quiero —poniéndoos por testigos delante de Dios— decirle a Ella —que es nuestra Madre, y de la que nos sentimos orgullosos de ser hijos suyos— que he venido aquí porque, más aún en estos meses, le pido que no abandone a su Iglesia y que no nos abandone. Ya sé que no puede dejarnos, pero le insisto en que acorte el tiempo de la prueba, la tempestad que azota a la Barca de Pedro. Y acudo muy especialmente y con continuidad a su intercesión, porque confío en Ella con todas las fuerzas de mi alma. 
Por las manos de la Virgen, sirviéndome de su Omnipotencia suplicante, necesito decir también a Dios Padre, a Dios Hijo, a Dios Espíritu Santo que me pongo ante la Trinidad Beatísima con entera sumisión, con una entrega sin reservas; y repito —haciendo una oración sincera— la aceptación de la Voluntad de Dios que Ella manifestó con su fiat! Por eso, me marcharé de aquí dando gracias. 

¡Señora, me entrego, me entrego totalmente: ya no pido! ¡Amo la Voluntad de tu Hijo! Nos abandonamos, descansamos, amamos y aceptamos sus designios, acatando en pleno la Voluntad de Dios

Sabemos, Madre nuestra, que nos darás los medios para sacar adelante este camino de caridad y de amor, y para extenderlo por todo el mundo.

(...) Hemos mantenido estas tertulias tan cerca de tu imagen: ¡nueve días de intensa conversación filial contigo! Y hoy, una vez más, siempre con más amor y confianza, nosotros queremos presentarte la Iglesia; queremos, por tanto, presentarle a estos hijos e hijas tuyos del Opus Dei, que no buscan nada para sí mismos, que no alimentan ninguna ambición personal para su propio yo, porque están convencidos a fondo de que nuestro hogar es el tuyo, en el que se vive única y exclusivamente para Dios. ¡Míralos a todos y a todas, Señora!, ¡mírame a mí!, aunque estoy bien persuadido de que no soy digno ni de una miradica tuya. Pero, ne respicias peccata mea, sed fidem eorum! No mires mis miserias, que son tantas y de las que me duelo y avergüenzo y pido perdón. Mira a mis hijos, mira a mis hijas; mira cómo te aman con este fuego perenne de entrega, donde no hay motivos humanos.
¡No perseguimos ningún fin humano en nuestra entrega!: nos hemos entregado porque tu Hijo ha sido Quien nos lo ha pedido. ¡Virgen Santísima, protege a la Iglesia, salva a la Iglesia! (…) Y, a partir de ahora, no te sugiero nada. Me he atrevido a plantearte las cosas hasta aquí, pero siempre bajando la cabeza, porque soy un trapo sucio, aunque pienso que siempre he procurado moverme amando a toda hora la Sabiduría y la Voluntad de la Trinidad Beatísima.
Aún prolongó san Josemaría su oración en voz alta durante largo rato, con actos de amor a Dios y de abandono en la Voluntad divina, con acciones de gracias y actos de desagravio, con peticiones ardientes. Luego comenzó a rezar, con los demás, los quince misterios del Rosario: despacio, saboreando las escenas y las palabras.

Antes de comenzar los misterios gloriosos, dijo:
—Ofreceremos el primero por la paz y la tranquilidad de Europa, de ese Continente en el que muchas naciones están bajo el comunismo.
No quiero guerras, y así te lo suplico, Madre nuestra, Reina de cielos y tierra. No quiero guerras, porque es el mayor flagelo que Dios puede permitir. (...) En Europa falta paz: la paz para poder amar libremente a Dios. Señora, te insisto en mi súplica para que llegue la paz de Cristo a todas las naciones.
Al terminar el primer misterio, san Josemaría dijo en voz alta:
—Ofreceremos el segundo misterio a la Virgen de Guadalupe, pidiendo con muchísima fe y con muchísima esperanza que lleve la libertad y la paz de Cristo a los pueblos de Asia. 

Me viene a la cabeza esa gran nación —grande por tantos motivos—: China (...) Rezo para que la semilla que han sembrado tantos y tantos, y la sangre y sufrimientos de muchos, vuelvan a dar frutos cuanto antes. Vamos a amar a ese pueblo y a todas las gentes de Asia, y vamos a pedir a la Madre de Dios que haga entrar a esa humanidad por la luz de la paz de su Hijo...
 El tercer misterio fue ofrecido por el Continente africano.
—Hijos míos, ahora África. Roguemos al Señor que quiera dar paz y libertad cristianas a África. Mirad que aquella tierra es una carga poderosísima de vitalidad (...). Debemos sentir muy hondo que es preciso que esos hermanos nuestros conozcan a Cristo y le amen...

Al terminar el rezo del tercer misterio, añadió:
—Ofreceremos la próxima decena del Santo Rosario para que Nuestra Señora, Nuestra Madre de Guadalupe, obtenga la paz para los pueblos de América, donde muchos se empeñan en que sea en cambio un nido de constante revolución.
Aquí, ante tu imagen, yo quiero dejar como un testamento a mis hijos de México: con tu intercesión, están obligados a llevar la semilla divina de tu Hijo, a trabajar con amor de Dios y por amor de Dios, desde el norte, ¡norte!, de este continente hasta la Tierra del Fuego.
Poco rato antes, en otro de los misterios del Rosario, el fundador del Opus Dei había rezado especialmente por México con las siguientes palabras:
—Deseo ahora pedir por México: por el pueblo, por la Jerarquía eclesiástica, por los sacerdotes -seculares o no-, por las autoridades civiles. Suplico a Nuestra Señora que proteja la estabilidad de este país (...).
Rezo por los que nos ayudan de una manera o de otra en la tarea apostólica. Rezo por los que no nos quieren, si los hay; rezo para que se den cuenta de que sólo queremos servir a todas las almas, con el fin de lograr que en el mundo entero únicamente haya una raza: la raza de los hijos de Dios.
Llegó por fin el quinto misterio glorioso:
—Esta última decena la ofrecemos por los pueblos de Oceanía, donde hay tan pocos católicos y poquísimo clero: ¡tantas islas...! (...) Sentimos la necesidad de acudir en su ayuda, porque nos interesan las almas de todo el mundo, y porque faltan brazos para atenderlas. No nos quedamos deprimidos ante esa desolación. La tarea apostólica y humana es ciertamente grande, pero contamos con el mandato imperativo de Dios y con la intercesión de Nuestra Señora, que es la Reina de la Victoria.
Nos acogemos a la protección de Santa María, porque bien seguros podemos estar de que cada uno de nosotros, en su propio estado —sacerdote o laico, soltero, casado o viudo—, si es fiel en el cumplimiento diario de sus obligaciones, alcanzará la victoria en esta tierra, la victoria de ser leales al Señor; llegaremos después al Cielo y gozaremos para siempre de la amistad y del amor de Dios, con Santa María.
 La novena ante la Virgen de Guadalupe llegaba a su fin. Eran ya las seis y media de la tarde.
—Hijos míos, antes de comenzar las tres Avemarías invocándole como Hija, Madre, y Esposa de Dios, y antes de seguir con las letanías, quiero agradecer vivamente a mi Madre Santísima del Cielo la alegría inmensa de estas horas de tertulia que hemos pasado en su compañía, con la imagen suya tan cerca. Y deseo decirle que me cuesta arrancar: ¡han sido unos días tan humanos y tan sobrenaturales! Además, hoy terminamos pronunciando abandonadamente un fiat!, porque no abandonas a tus hijos.
Repetid conmigo, cada uno en el fondo de su corazón, con alegría y con paz: hágase, cúmplase, sea alabada y eternamente ensalzada la justísima y amabilísima Voluntad de Dios sobre todas las cosas. Amén. Amén. Amén.

Santa María de Guadalupe, Asiento de la Sabiduría, Esperanza nuestra, ¡ruega por nosotros!
http://www.es.josemariaescriva.info

domingo, 8 de diciembre de 2013

Inmaculada Concepción de María

En 1854 el Papa Pío IX, declaró solemnemente la Inmaculada Concepción de la Virgen, que celebramos cada 8 de diciembre. Esto significa que fue preservada inmune de toda mancha de la culpa original desde el primer instante de su concepción -por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente- en atención a los méritos de Cristo Jesús Salvador del género humano. 

El ángel Gabriel, entrando en su presencia, dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor esta contigo". (Lc, 1,28).

Arthur Hacker (1858 - 1919): La Anunciación.
Busca a Dios en el fondo de tu corazón limpio, puro; en el fondo de tu alma cuando le eres fiel, ¡y no pierdas nunca esa intimidad! -Y, si alguna vez no sabes cómo hablarle, ni qué decir, o no te atreves a buscar a Jesús dentro de ti, acude a María, "tota pulchra" -toda pura, maravillosa-, para confiarle: Señora, Madre nuestra, el Señor ha querido que fueras tú, con tus manos, quien cuidara a Dios: ¡enséñame -enséñanos a todos- a tratar a tu Hijo!
(San Josemaría, Forja, 84)

Me conmovió la súplica encendida que salió de tus labios: “Dios mío: sólo deseo ser agradable a tus ojos: todo lo demás no me importa. 
-Madre Inmaculada, haz que me mueva exclusivamente el Amor”.
(San Josemaría, Forja, 1028)

Adolfo de Carolis
¡Cómo gusta a los hombres que les recuerden su parentesco con personajes de la literatura, de la política, de la milicia, de la Iglesia!... —Canta ante la Virgen Inmaculada, recordándole: Dios te salve, María, Hija de Dios Padre: Dios te salve María, Madre de Dios Hijo: Dios te salve María, Esposa de Dios Espíritu Santo... ¡Más que tú, sólo Dios!
(San Josemaría, Camino, 496)

Cuando te veas con el corazón seco, sin saber qué decir, acude con confianza a la Virgen. Dile: Madre mía Inmaculada, interceded por mí
Si la invocas con fe, Ella te hará gustar —en medio de esa sequedad— de la cercanía de Dios
(San Josemaría. Surco, 695)


Permíteme un consejo, para que lo pongas en práctica a diario. Cuando el corazón te haga notar sus bajas tendencias, reza despacio a la Virgen Inmaculada: ¡mírame con compasión, no me dejes, Madre mía! -Y aconséjalo a otros.
(San Josemaría. Surco, 849)

El Greco: Inmaculada.

viernes, 6 de diciembre de 2013

El verdadero santa Claus

Fuente : www.primeroscristianos.com 

San Nicolás fue obispo de la ciudad de Mira, en Licia, Asia Menor (corresponde a la Dembre), en el s. IV. Sus reliquias se veneran en Bari (Italia).
Il Tintoretto: San Nicolás.
localidad turca llamada actualmente

Muy pocos son los datos que se conocen de la vida de este santo, puesto que no existen testimonios auténticos contemporáneos. Sus biografías más antiguas son de algunos siglos posteriores a la época en que se cree que vivió. 
Se considera que nació en Patara (Asia Menor) alrededor del año 270, y que murió un día 6 de diciembre de un año entre 345 y 352. 

Lo poco que se conoce de la figura de San Nicolás contrasta fuertemente con la universalidad de su fama y de su culto, con la popularidad de que goza en oriente y en occidente, aun en los tiempos modernos, y con la abundancia de leyendas creadas en torno a él. 
Fue tan popular en la antigüedad, que se le han consagrado en el mundo más de dos mil templos. Era y es invocado en los peligros, en los naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil, y la gente conseguía por su intercesión favores admirables. 

Existen muchas obras que hablan de la vida del santo. Entre ellas destaca una compilación de San Metodio, arzobispo de Constantinopla, que ofrece un resumen de todas las piadosas y maravillosas historias que se contaban de él. (...)
Fue ordenado sacerdote por un obispo tío suyo. Al morir sus padres atendiendo a los enfermos en una epidemia, él quedó heredero de una inmensa fortuna. Entonces repartió sus riquezas entre los pobres y se fue a un monasterio. 
La generosidad es una virtud que siempre se ha asociado a este santo. 
Después de visitar Tierra Santa llegó a la ciudad de Mira (Turquía) donde fue elegido obispo. Su elección se consideró un designio divino.
  
Devoción y reliquias

San Nicolás es especialmente famoso por los numerosos milagros que lograba conseguir de Dios. Se le representaba con unos niños, porque se contaba que un criminal había herido a cuchillo a varios niños, y el santo al rezar por ellos obtuvo su curación instantánea.

Fra Angelico (1400-1455): San Nicolás dando oro a las tres chicas pobres.

También pintan junto a él a una joven, ya que se dice que en su ciudad había un anciano muy pobre con tres hijas a las que no lograba casar por su extrema pobreza; el santo, durante tres noches seguidas le echó por la ventana una bolsa con monedas de oro, y así el anciano logró casarlas.

Anónimo: San Nicolás y hijas del pobre anciano.

Otra historia cuenta como estando unos marineros en medio de una terribilísima tempestad en alta mar, empezaron a decir: "Oh Dios, por las oraciones de nuestro buen obispo Nicolás, sálvanos". Y en ese momento vieron aparecer sobre el barco a San Nicolás, el cual bendijo al mar, que se calmó, y en seguida desapareció. Por esto es considerado también patrono de los marineros.



(...) Cuando el emperador Licinio decretó una persecución contra los cristianos Nicolás fue encarcelado y azotado, pero siguió aprovechando toda ocasión que se le presentaba para hablar del cristianismo a cuantos trataban con él. 
Luchó contra la idolatría, y convirtió a judíos y árabes.
Una vez muerto, el poder milagroso del santo seguía asistiendo a todos aquellos que le invocaban. En Roma ya en el año 550 le habían construido un templo en su honor. 
En 1087, las reliquias de san Nicolás fueron trasladadas a Bari: según la tradición —avalada por un documento del s. XII— cuando los mahometanos invadieron Turquía, un grupo de católicos sacó de allí en secreto las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia. Allí se obtuvieron tan admirables milagros por intercesión del santo, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa

En 1089 el mismo papa Urbano II consagró la cripta en donde son venerados los restos del santo. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía, e innumerables iglesias le han sido dedicadas. 
En oriente lo llaman san Nicolás de Mira, por la ciudad de la que fue obispo, pero en occidente se le llama san Nicolás de Bari. Aún en la actualidad es considerado en muchas partes como patrono de los niños y de los marineros. 

Origen de la figura de Santa Claus

Su fiesta se celebra el 6 de diciembre. Por haber sido tan amigo de la niñez y tan generoso, en algunos países europeos se repartían en este día dulces y regalos a los niños, y prácticamente con esta fecha se empezaban las festividades de diciembre, relacionando así al santo con las fiestas navideñas.

Jan Steen: Fiesta de san Nicolás, 1666.

Durante los siglos XVII y XVIII coinciden en Estados Unidos inmigrantes de distintas culturas como la británica, la holandesa y la alemana: la tradición católica de holandeses y alemanes, que tenía devoción a san Nicolás se mezcló con la de “Father Christmas” (el padre de la Navidad) que era la figura típica de las fiestas navideñas en Inglaterra.

Richard Brakenburg: Fiesta de san Nicolás.

Como derivación del nombre del santo en alemán (San Nikolaus) lo empezaron a llamar Santa Claus, y fue popularizado en la década de 1820 —a través de un poema famosísimo en los Estados Unidos del poeta Clement Clark Moore— como un amable y regordete anciano de barba blanca, al que llama “St. Nick”, que la noche de Navidad pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños en un trineo volador tirado por renos.

La marca de refrescos Coca-Cola, al utilizar al personaje como parte de su campaña comercial en Navidad, cambiaría su capa de pieles por un traje rojo y blanco, dando así lugar al personaje de Santa Claus tal como se conoce ahora, también llamado Papá Noel y por supuesto —rememorando su origen— San Nicolás.


martes, 3 de diciembre de 2013

Alegría


La Exhortación Apostólica "Evangelii Gaudium" del Papa Francisco en varios formatos. Elige el tuyo y no te quedes sin leerla. ¡Optimismo y alegría para estos tiempos convulsos!

lunes, 2 de diciembre de 2013

Amar a María


Juan Antonio Frías y Escalante, (1633 - 1670): Inmaculada, 1663. Museo Bellas Artes de Budapest.