lunes, 18 de julio de 2016

Saber vestir

Vivimos tiempos convulsos. La crisis económica hunde sus raíces en una profunda crisis de valores. La dignidad de la persona es pisoteada, y muchas veces, sin quererlo, podemos contribuir a ello. No se concede importancia a los buenos modales que, sin caer en la cusilería, facilitan la vida a quienes nos rodean.

Saber hablar con propiedad, dirigirse a los mayores con respeto y delicadeza son cosas que se echan de menos. Y el modo en que vestimos no queda atrás. Nos hemos acostumbrado a que todo vale, sin distinguir que cada evento o situación requiere un mínimo de sentido común a la hora de presentarnos.

Dice el rafrán que "el hábito no hace al monje", y en muchas ocasiones es así. Pero también el modo en que nos presentamos ante los demás dice mucho de nosotros, de lo que llevamos dentro.

Hasta no hace mucho, eran las madres las que nos explicaban que no se viste una igual para ir a la playa que para un cóctel; para ir a clase o para salir con los amigos. Y por supuesto, que un acto religioso en una Iglesia requiere un atuendo adecuado y respetuoso. Por los demás, y porque el que preside ese acto es el mismo Dios.

Pero ese sentido común parece haberse perdido muchas veces en la actualidad, y nos encontramos cono casos como el que ahora podréis leer, en que un señor Obispo tiene que recordar y explicar lo que a muchas nos explicaron nuestras madres y abuelas y que nos parecía lo más normal del mundo:

(Fuente: ACI/EWTN Noticias)

El Obispo de Solsona y el más joven de España, Mons. Xavier Novell, pidió a los fieles, de manera especial a las mujeres, vestir con decoro al asistir a Misa ya que no es adecuado ir con "vestimenta extrema" a la Iglesia, que es un lugar sagrado. 

En una Misa en la que el Prelado celebró el sacramento de la Confirmación, tres de las muchachas que recibieron el Sacramento asistieron vestidas con minifalda, por lo que el Obispo, al término de la Eucaristía habló con ellas y les explicó sobre su inadecuada forma de vestir. 

En ese sentido, lamentó que, a diferencia de otros países, donde ya está estipulado que no se puede entrar a la iglesia "como si fuéramos a la playa o a cualquier otro lugar", en España "no nos atrevemos a decirlo porque si lo hacemos parece que salimos de las catacumbas de la época franquista, mientras que, si vestimos adecuadamente, todos estamos más cómodos". 
Ante ello, su propósito es "hacer entender con pedagogía y delicadeza" a las mujeres, la importancia de vestirse con pudor, sobre todo al asistir a una celebración eucarística. 

La Real Academia de la Lengua define la palabra pudor como modestia y recato, y como sinónimo de decoro, que, a su vez, significa la "reverencia que se debe a una persona por su nacimiento o dignidad". 

No es la primera vez que Mons. Novell advierte sobre el respeto y reverencia que se debe tener al asistir a la Iglesia. Es así que en varias ocasiones ha pedido a los fieles que "se tapen" cuando ha creído que no vestían de forma correcta. 
Mencionó el caso de otra confirmación "donde había tres chicas con escotes excesivos a quien pedí: escuchad, ¿por qué no os ponéis algún suéter ligero? Y, efectivamente, se le pusieron y ningún problema. La gente eso lo ve y hay fieles que lo agradecen", señaló. 

En Inglaterra una joven diseñadora católica, Helena Machin, que trabaja para importantes clientes en la ciudad de Londres, sigue los consejos del Obispo y promueve que las mujeres vistan femeninas y con decoro. "Quiero invertir algo de mi tiempo y amor (…) permitirles abrazar la femineidad con ropa decorosa y atractiva, ya que al hacerlo logran alcanzar todo el potencial que Dios les ha dado", explicó. 


sábado, 2 de julio de 2016

Buen humor

Fuente: www.primeroscristianos.com 

Oración de santo Tomás Moro pidiendo el buen humor 
y la gracia de comprender las bromas. 

"Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que Él quiere, por muy malo que nos parezca, es lo mejor" 

A muchos cristianos les cuesta rezar porque creen que se trata de repetir cansinamente una serie de fórmulas hechas. Sienten una separación entre lo que dicen y sus sentimientos y preocupaciones diarias. Les gustaría hablar con Dios de sus asuntos cotidianos, más sencillos, más simplemente, con sus palabras.
Les proponemos la oración de Santo Tomás Moro, un hombre que supo orar con sencillez, con realismo, con alegría e incluso con sentido del humor. 
Tomás Moro fue Lord canciller de Inglaterra, intelectual de fama europea, casado dos veces y padre de familia, era reconocida su fama de juez honrado y valiente, en defensa de los intereses de los más humildes. 
Por no aceptar el divorcio del rey Enrique VIII y su declaración como cabeza de la Iglesia fue ajusticiado el 7 de julio de 1535 en Londres. 
Suya es esta plegaria singular, una oración para pedir buen humor. El Papa Francisco hace unos meses nos reveló que todos los días reza la oración de Santo Tomás Moro, y que “le va bien”. Decía así el Papa

“El apóstol debe esforzarse por ser una persona educada, serena, entusiasta y alegre, que transmite alegría allá donde esté. Un corazón lleno de Dios es un corazón feliz que irradia y contagia la alegría a cuantos están a su alrededor: se le nota a simple vista. No perdamos, pues, ese espíritu alegre, lleno de humor, e incluso autoirónico, que nos hace personas afables, aun en situaciones difíciles. ¡Cuánto bien hace una buena dosis de humorismo! Nos hará bien recitar a menudo la oración de santo Tomás Moro: yo la rezo todos los días, me va bien”.

ORACION PIDIENDO EL BUEN HUMOR 

Señor, dame salud del cuerpo y, con ella, el sentido común necesario para conservarla lo mejor posible. 
Dame un alma santa, Señor, que mantenga ante mis ojos todo lo que es bueno y puro, para que a la vista del pecado no se turbe, sino que sepa encontrar los medios para poner orden en todas las cosas. 
Dame un alma ajena a la tristeza, que no conozca refunfuños, ni suspiros, ni lamentos. 
Y no permitas que esta cosa que se llama “yo”, y que siempre tiende a dilatarse, me preocupe demasiado. Dame, Señor, sentido del humor. 
Dame la gracia de comprender una broma, para lograr un poco de felicidad en esta vida y saber regalarla a los demás. Así sea.

John Rogers Herbert: Tomás Moro y su hija Margaret, 1844