Acaba el mes de mayo con la celebración de la Visitación de la Virgen. No deja de conmover esta actitud de María: la Madre de Dios se olvida de sí para ir a ayudar a su prima Isabel. Toda una lección: "servir, por amor, es reinar".
Dorothy Webster Hawksley, (1884-1970): Visitación de María a su prima Isabel |
Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a su pueblo
acordándose de la misericordia
―como lo había prometido a nuestros padres―
en favor de Abraham y su descendencia por siempre.
(Lucas I, 46-55)
Jacques Daret: La Visitación, 1435. Staatliche Museen, Berlín. |
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