Nota sobre conferencia dictada en la Diputación provincial de Almería por Inmaculada Alva, investigadora del Centro de Estudios Josemaría Escrivá de Balaguer de la Universidad de Navarra, y lidera el Proyecto GENOVIFEM, dedicado a promover la visibilidad de la aportación femenina en todos los campos científicos mediante la investigación interdisciplinar y la docencia; la participación en redes de investigación y docencia nacionales y europeas, y el fomento de estudios en este campo, a través del Premio Ernestina de Champourcin.
Una campeona de slalon, una investigadora en la industrialización del vídrio óptico, dos empleadas domésticas, una licenciada en Ciencias Químicas, una poeta, varias trabajadoras sanitarias y maestras, filólogas, funcionarias de la administración pública…, estas son algunas de las actividades profesionales de las primeras mujeres que se incorporaron al Opus Dei en los años 40, y que irradiaron su mensaje por toda la geografía española y más de una decena de países de Europa y América en el breve periodo de 10 años.
Según la historiadora Inmaculada Alva, que desarrolla su trabajo en relación a las primeras féminas que siguieron a Escrivá en los años 40 desde el Centro de Estudios Josemaría Escrivá de Balaguer de la Universidad de Navarra, “fueron mujeres que rompieron barreras". No porque hicieran grandes cosas, en algunos casos sí, sino porque, al comprender la novedad del mensaje del Opus Dei, se lanzaron más allá de lo que una mujer de los años 40 se podía plantear”. De ahí el título de la conferencia que la investigadora pronunció el pasado día 16 en el Salón de Plenos de la Diputación de Almería, invitada por la Asociación Almedina, y a la que asistieron cerca de 200 personas. La ponente fue presentada por el Diputado de Bienestar social, Igualdad y Familia, y por la la presidenta de la entidad organizadora.
¿Cómo eran aquellas primeras mujeres que se embarcaron con radicalidad en vivir y proyectar un espíritu laical que rompía moldes en la Iglesia y en la sociedad? Según la ponente, fueron personas que se superaron a sí mismas, inspiradas en la inconmovible confianza del Fundador del Opus Dei en la capacidad de la mujer. Con ese respaldo, algunas de las primeras tuvieron la valentía de fundar una editorial, la Editorial Minerva, hecha por mujeres y para mujeres, con un ambicioso proyecto para promover la literatura femenina, en tiempos en los que, para empezar, en nuestro país el papel brillaba por su ausencia.
Otras crearon de una residencia universitaria en la capital de España, cuando el índice de mujeres en las universidades españolas se situaba por debajo del 14% del alumnado.
La ponente subrayó el feminismo visionario de Josemaría Escrivá, que ya en los años 30 presagiaba la futura presencia de hijas suyas en actividades como la cultura, la prensa, los espectáculos, la empresa, la arquitectura, la medicina, etc. “Y ello, en un momento histórico en que, derogadas las leyes promulgadas por la segunda República, se restableció el Código Civil de 1889, bajo el que la mujer quedaba bajo la tutela del padre o del marido, con un marcado carácter proteccionista, convirtiéndose en muchos sentidos en una eterna menor de edad”.
Escritos de Escrivá fechados en estos años, que Inmaculada Alva citó en su ponencia, evidencian una mentalidad a favor de la mujer en abierto contraste con las ideas dominantes de la época, para concluir que siempre otorgó a la mujer “un papel que iba más allá de la creación de un hogar, que debía impregnar las profesiones y ocupaciones de la vida civil, aportando lo específicamente femenino”.
Inmaculada Alva trazó brevemente la trayectoria de dos de estas pioneras, “que destacaron en su área de saber y siempre trabajaron en un mundo de hombres”. Una de ellas, la murciana Piedad de la Cierva, comenzó la carrera de Químicas en 1928 y la terminó en el 32 con Premio Extraordinario. Y de Murcia a Dinamarca para trabajar en el Instituto de Física Teórica Niels Boehr, donde conoció hasta 5 Premios Nobel. Piedad fue pionera en los descubrimientos de la radiación artificial, de la industrialización del vidrio óptico o los aparatos de visión nocturna. En 1945 la lectura de un pequeño libro, Camino, respondió a sus inquietudes espirituales: “Me produjo una gran impresión. Vi que aquel trabajo, que me divertía y apasionaba tanto, podía hacerme santa”.
Por su parte, Lourdes Díaz-Trechuelo, la primera Agregada del Opus Dei de Sevilla, fue Catedrática de Historia de América y cofundadora de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla. Según Inmaculada Alva fue precisamente “su amplitud de espíritu y fuerte vocación profesional lo que le llevó a conectar con el Opus Dei cuando lo encontró".
La historiadora Inmaculada Alva |
Una campeona de slalon, una investigadora en la industrialización del vídrio óptico, dos empleadas domésticas, una licenciada en Ciencias Químicas, una poeta, varias trabajadoras sanitarias y maestras, filólogas, funcionarias de la administración pública…, estas son algunas de las actividades profesionales de las primeras mujeres que se incorporaron al Opus Dei en los años 40, y que irradiaron su mensaje por toda la geografía española y más de una decena de países de Europa y América en el breve periodo de 10 años.
Según la historiadora Inmaculada Alva, que desarrolla su trabajo en relación a las primeras féminas que siguieron a Escrivá en los años 40 desde el Centro de Estudios Josemaría Escrivá de Balaguer de la Universidad de Navarra, “fueron mujeres que rompieron barreras". No porque hicieran grandes cosas, en algunos casos sí, sino porque, al comprender la novedad del mensaje del Opus Dei, se lanzaron más allá de lo que una mujer de los años 40 se podía plantear”. De ahí el título de la conferencia que la investigadora pronunció el pasado día 16 en el Salón de Plenos de la Diputación de Almería, invitada por la Asociación Almedina, y a la que asistieron cerca de 200 personas. La ponente fue presentada por el Diputado de Bienestar social, Igualdad y Familia, y por la la presidenta de la entidad organizadora.
Una editorial de mujeres para mujeres
¿Cómo eran aquellas primeras mujeres que se embarcaron con radicalidad en vivir y proyectar un espíritu laical que rompía moldes en la Iglesia y en la sociedad? Según la ponente, fueron personas que se superaron a sí mismas, inspiradas en la inconmovible confianza del Fundador del Opus Dei en la capacidad de la mujer. Con ese respaldo, algunas de las primeras tuvieron la valentía de fundar una editorial, la Editorial Minerva, hecha por mujeres y para mujeres, con un ambicioso proyecto para promover la literatura femenina, en tiempos en los que, para empezar, en nuestro país el papel brillaba por su ausencia.
Otras crearon de una residencia universitaria en la capital de España, cuando el índice de mujeres en las universidades españolas se situaba por debajo del 14% del alumnado.
El feminismo de Escrivá
La ponente subrayó el feminismo visionario de Josemaría Escrivá, que ya en los años 30 presagiaba la futura presencia de hijas suyas en actividades como la cultura, la prensa, los espectáculos, la empresa, la arquitectura, la medicina, etc. “Y ello, en un momento histórico en que, derogadas las leyes promulgadas por la segunda República, se restableció el Código Civil de 1889, bajo el que la mujer quedaba bajo la tutela del padre o del marido, con un marcado carácter proteccionista, convirtiéndose en muchos sentidos en una eterna menor de edad”.
Escritos de Escrivá fechados en estos años, que Inmaculada Alva citó en su ponencia, evidencian una mentalidad a favor de la mujer en abierto contraste con las ideas dominantes de la época, para concluir que siempre otorgó a la mujer “un papel que iba más allá de la creación de un hogar, que debía impregnar las profesiones y ocupaciones de la vida civil, aportando lo específicamente femenino”.
Trabajando en un mundo de hombres
Inmaculada Alva trazó brevemente la trayectoria de dos de estas pioneras, “que destacaron en su área de saber y siempre trabajaron en un mundo de hombres”. Una de ellas, la murciana Piedad de la Cierva, comenzó la carrera de Químicas en 1928 y la terminó en el 32 con Premio Extraordinario. Y de Murcia a Dinamarca para trabajar en el Instituto de Física Teórica Niels Boehr, donde conoció hasta 5 Premios Nobel. Piedad fue pionera en los descubrimientos de la radiación artificial, de la industrialización del vidrio óptico o los aparatos de visión nocturna. En 1945 la lectura de un pequeño libro, Camino, respondió a sus inquietudes espirituales: “Me produjo una gran impresión. Vi que aquel trabajo, que me divertía y apasionaba tanto, podía hacerme santa”.
Por su parte, Lourdes Díaz-Trechuelo, la primera Agregada del Opus Dei de Sevilla, fue Catedrática de Historia de América y cofundadora de la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla. Según Inmaculada Alva fue precisamente “su amplitud de espíritu y fuerte vocación profesional lo que le llevó a conectar con el Opus Dei cuando lo encontró".
«Aquellas fueron mujeres que rompieron barreras. No porque hicieran grandes cosas, que en algunos casos sí, sino porque, al comprender la novedad del mensaje del Opus Dei, se lanzaron más allá de lo que una mujer de los años 40 se podía plantear».