domingo, 30 de diciembre de 2012

Y Dios se hizo familia

Lucio Massari: Sagrada Familia, 1675.

Navidad. —Cantan: venite, venite... —Vayamos, que Él ya ha nacido. Y, después de contemplar cómo María y José cuidan del Niño, me atrevo a sugerirte: mírale de nuevo, mírale sin descanso. (Surco, 549) 

San José: no se puede amar a Jesús y a María sin amar al Santo Patriarca.  (Surco, 551)


Me conmueve que el Apóstol califique al matrimonio cristiano de “sacramentum magnum —sacramento grande. También de aquí deduzco que la labor de los padres de familia es importantísima. —Participáis del poder creador de Dios y, por eso, el amor humano es santo, noble y bueno: una alegría del corazón, a la que el Señor —en su providencia amorosa— quiere que otros libremente renunciemos.
—Cada hijo que os concede Dios es una gran bendición divina: ¡no tengáis miedo a los hijos!
(Surco, 191)


En mis conversaciones con tantos matrimonios, les insisto en que mientras vivan ellos y vivan también sus hijos, deben ayudarles a ser santos, sabiendo que en la tierra no seremos santos ninguno. No haremos más que luchar, luchar y luchar. —Y añado: vosotros, madres y padres cristianos, sois un gran motor espiritual, que manda a los vuestros fortaleza de Dios para esa lucha, para vencer, para que sean santos. ¡No les defraudéis! 
(Surco, 692)

(Textos de san Josemaría)

No hay comentarios:

Publicar un comentario