sábado, 1 de diciembre de 2012

De tanto decir te quiero

San Josemaría Escrivá de Balaguer dedicó siete días del otoño de 1972 a una intensa predicación en tierras de Andalucía. Poco después de su marcha, el conocido escritor gaditano José María Pemán glosaba esa corta estancia en un artículo de prensa:

 "A la salida de Jerez hay una finca que se llamaba Santa María del Pino. Era de los Agreda, viejos tíos de mi mujer. En esta finca, viniendo yo de Cádiz cada tarde, visitaba a mi novia. Luego, hace ya bastantes años, pasó a ser residencia, casa de retiros del Opus Dei. Desde entonces tomó el nombre de Pozoalbero.

En Pozoalbero se había habilitado para salón de actos una vieja nave de lagares. Se le habían añadido reposteros, sillones, sillas. ¿Qué uvas iban a ser pisadas en tan espectacular vendimia?"

Los sencillos, los cristianos rasos, en número superior a los dos millares, eran carretadas de las uvas que iban a extenderse en el salón-lagar".

Monseñor Escrivá de Balaguer, venido a estas tierras del Sur, iba a ser el pisador. Y Santa María, escondida tras el pozo, se encargaría de dar la última vuelta y apretujón de la prensa al orujo o al alpechín"

Y empezó su tarea. Unas brevísimas palabras y en seguida abre el coloquio. Quiere preguntas. Quiere que le pregunten el dolor, el miedo, la cesta de la compra, la familia numerosa..."

Concluye el escritor su artículo con estas palabras: "Reconocí la voz del «Séneca». Se oía lejos el murmullo del auditorio que buscaba sus coches en los aparcamientos improvisados en huertas y jardines vecinos:

-Don José: si le llaman a todo esto «Obra de Dios», ¿qué obra ha tenido que hacer ese padre?

-No ser estorbo de la obra de Dios, ¿te parece poco? Dios obra por medio de los hombres y las cosas­. Es lo que se llama las «causas segundas».

Miró hacia la riada humana. Se rascó la cabeza:

-Pues esta causa segunda, don José, le ha salido a Dios de primera".

No hay comentarios:

Publicar un comentario