jueves, 28 de febrero de 2013

O quam luces, Roma!


O quam luces, Roma. Quam amoeno hic rides pospectu quantis ecllis antiquitatis monumentos. Sed nobilior tua gemma atque purior Christi Vicarius de quio una cive gloriaris. 

A MDCCCCLI 

¡Oh, cómo brillas, Roma! Cómo resplandeces desde aquí, con un panorama espléndido, con tantos monumentos maravillosos de antigüedad. Pero tu joya más noble y más pura es el Vicario de Cristo, del que te glorías como ciudad única.



domingo, 24 de febrero de 2013

"Verbum" y "ars"

Palabras de Benedicto XVI al acabar sus ejercicios espirituales de cuaresma: 


 Queridos hermanos, queridos amigos:

Al final de esta semana espiritualmente tan densa, queda solo una palabra: ¡gracias! Gracias a vosotros por esta comunidad orante a la escucha, que me ha acompañado en esta semana. Gracias, sobre todo, a usted eminencia, por estas "caminatas" tan bellas por el universo de la fe, por el universo de los Salmos. Hemos quedado fascinados por la riqueza, la profundidad, la belleza de este universo de la fe y permanecemos agradecidos porque la Palabra de Dios nos ha hablado en modo nuevo, con nueva fuerza.
"Arte de creer, arte de orar" era el hilo conductor. Me ha venido a la mente el hecho de que los teólogos medievales tradujeron la palabra "logos" no sólo con "verbum", sino también con "ars": "verbum" y "ars" son intercambiables. Sólo en las dos juntas aparece, para los teólogos medievales, todo el significado de la palabra "logos". El "Logos" no es sólo una razón matemática: el "Logos" tiene un corazón, el "Logos" es también amor. La verdad es bella, verdad y belleza van juntas: la belleza es el sello de la verdad.
Y además usted, partiendo de los Salmos y de nuestra experiencia de cada día, también ha subrayado fuertemente que el "muy bello" del sexto día –expresado por el Creador– es permanentemente contradicho, en este mundo, por el mal, el sufrimiento, la corrupción. Y parece casi que el maligno quiera permanentemente ensuciar la creación, para contradecir a Dios y para hacer irreconocible su verdad y la belleza. En un mundo así marcado también por el mal, el "Logos", la Belleza eterna y el "Ars" eterno, debe aparecer como "caput cruentatum". El Hijo encarnado, el "Logos" encarnado, es coronado con una corona de espinas; y sin embargo justo así, en esta figura sufriente del Hijo de Dios, empezamos a ver la belleza más profunda de nuestro Creador y Redentor; podemos, en el silencio de la "noche oscura", escuchar todavía la Palabra. Creer no es otra cosa que, en la oscuridad del mundo, tocar la mano de Dios y así, en el silencio, escuchar la Palabra, ver el Amor.
Eminencia, gracias por todo y hagamos todavía “caminatas", ulteriormente, por este misterioso universo de la fe, para ser cada vez más capaces de orar, de pedir, de anunciar, de ser testigos de la verdad, que es bella, que es amor.
Al final, queridos amigos, querría dar las gracias a todos vosotros, y no solo por esta semana, sino por estos ocho años, en los que habéis llevado conmigo, con gran competencia, afecto, amor, fe, el peso del ministerio petrino. Queda en mí esta gratitud y también aunque ahora acaba la "exterior", "visible" comunión -como ha dicho el cardenal Ravasi- queda la cercanía espiritual, queda una profunda comunión en la oración. En esta certeza vayamos adelante, seguros de la victoria de Dios, seguros de la verdad de la belleza y del amor.

Gracias a todos vosotros.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Oración por el Santo Padre

Espíritu Santo que siempre has preparado el camino al sucesor de Pedro, te pedimos que guardes en tu amor al papa Benedicto XVI para que siga sirviendo de todo corazón a la Santa Iglesia con su oración y su enseñanza.

Ayúdanos en este tiempo de gracia, a orar con fervor y acoger en el amor a quien el Señor nos quiera dar.

Te pedimos especialmente que derrames tu gracia, tu luz y tu amor sobre todos los Cardenales que han de elegir al nuevo Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro.

Que el nuevo Papa nos presida en la unidad y en la caridad, sirva con ardor, con gran celo por las almas y con vigilante dedicación pastoral.

Unidos con María, Madre de la Iglesia, colocamos bajo su maternal amparo, el camino de quien guiará a la comunidad cristiana desde un nuevo Pontificado. Amén.


lunes, 18 de febrero de 2013

La importancia del "silencio interior"

El presidentel del Consejo Pontificio para la Cultura, el cardenal italiano Gianfranco Ravasi, ha resaltado la importnacia del "silencio interior", alentando a liberarse de los ruidos que "se multiplican sobre todo en estos días", durante la primera predicación de los ejercicios espiriruales que lleva a cabo esta semana el Papa Benedicto XVI junto a sus colaboradores de la Curia Romana. Profundizarán sobre el tema 'El rostro de Dios y el rostro del hombre en la oración'.

"Los ejercicios, estos momentos, son como liberar el alma del polvo de las cosas materiales, también del fango del pecado, de la arena de lo banal, de las ortigas de las habladurías, que sobre todo en estos días, ocupan ininterrumpidamente nuestros oídos", ha advertido. 

Además, el cardenal Ravasi ha indicado que "rezar es respirar, porque la oración es como el aire para la vida" y ha apuntado que rezar "es pensar, es conocer a Dios, como hacía María que custodiaba los eventos en su corazón"

William Henry Margetson, (1861-1940): La Virgen en el telar, 1895.

"Rezar es amar, poder abrazar a Dios y la oración es algo así como la mirada silenciosa entre dos enamorados". 

Ravasi, citando a Pascal, ha remarcado que "en la fe, al igual que en el amor, los silencios son más elocuentes que las palabras". "Dos enamorados, cuando acaban todo el repertorio de lugares comunes de su amor, si están verdaderamente enamorados, se miran a los ojos y callan".

(Fuente: EuropaPress)

jueves, 14 de febrero de 2013

Mujeres del Opus Dei


 El 14 de febrero de 1930, mientras celebra la Santa Misa, el joven sacerdote Josemaría Escrivá comprende que debe comenzar la labor del Opus Dei con mujeres.
A la vuelta de los años, son muchas las mujeres que en todo el mundo han descubierto su vocación en el mundo gracias a la correspondencia de san Josemaría a lo que Dios le pedía.

Trascribo aquí algunas palabras pronunciadas por una de esas mujeres, la ya fellecida teóloga Jutta Burggraf, durante una conferencia en el Colegio Mayor Saomar de Valencia. Fue en el año 2002 con motivo del centenario del nacimiento del fundador del Opus Dei. Escrivá, avanzado a su tiempo, reconoce el inmenso papel de la mujer en la sociedad, en la familia, y en la Iglesia:
 
El poder de la confianza: san Josemaría y la misión de la mujer.

“¿Qué ‘imagen de la mujer’ tuvo san Josemaría? -se preguntó Burggraf-. Este sacerdote sencillo y sonriente, que la mayoría de nosotros sólo conoce por las fotografías, fue un pionero de la promoción de la dignidad y emancipación de las mujeres en todo el mundo”.
A partir de textos del sacerdote, la profesora Burggraf expuso algunas consideraciones sobre el valor idéntico de los sexos, la grandeza de cada persona, la promoción profesional de la mujer, el valor de las tareas del hogar, la cultura de la confianza, la liberación cristiana, etcétera.

“No fue la revolución feminista la que convenció a ese sacerdote español del valor idéntico de los sexos. Como san Josemaría tenía una mente abierta y una fe viva y profunda, comprendió desde su juventud que el hombre y la mujer tienen exactamente la misma dignidad. Ambos son inteligentes y libres; a ambos les fue confiado el cultivo de la tierra como tarea común, y ambos poseen una última y exclusiva relación inmediata con Dios. Nadie es más que otro, ¡ninguno! - solía decir -. No quiero sino ayudar, por los caminos del espíritu, a la libertad y a la dignidad de cada persona. Ése es mi sueño”.

En todos los caminos profesionales.

Escrivá tenía esto claro en un tiempo en el que en las sociedades europeas se esperaba de las mujeres poco más que sonreír a los varones, tocar el piano, hacer puntillas y aprender el Catecismo. Cuando el joven Josemaría estudiaba Derecho en la Universidad de Zaragoza (1923-27), probablemente no había ninguna chica entre sus compañeros de curso; y cuando Dios le hizo ver que convendría admitir también a mujeres en el Opus Dei, en 1930, no existía todavía el sufragio femenino en España, ni en Francia, Italia, Suiza y muchos otros países".

"Josemaría Escrivá se empeñó más bien en sacar a las mujeres del papel secundario que se les asignaba, y contribuir así, de un modo positivo, a un mundo más justo y agradable. Veía a la mujer en todos los caminos profesionales, en todas las encrucijadas del trabajo, y no sólo en las tareas de su propio hogar. El fundador de la Obra esperaba de ellas que tomasen su vida profesional realmente en serio, les animaba a aceptar responsabilidades de mayor envergadura y cargos de más difícil desempeño: no para “brillar” personalmente, sino para servir más y mejor, para amar con eficacia".

"Los varones y las mujeres, aunque compartan todo lo esencial en la común naturaleza humana, tienen, a veces, distintas sensibilidades y necesidades: experimentan el mundo de forma diferente, sienten, planean y reaccionan de manera desigual, lo que puede percibir cualquier persona realista. En este sentido, Josemaría afirmaba que la mujer está llamada a llevar a la familia, a la sociedad civil, a la Iglesia, algo característico, que le es propio y que sólo ella puede dar: su delicada ternura, su generosidad incansable, su amor por lo concreto, su agudeza de ingenio, su capacidad de intuición… Escrivá alentaba a las mujeres a afirmar consciente y decididamente su diversidad: a descubrir, aceptar y desarrollar los propios talentos". 


En el hogar y fuera de él.

Josemaría estaba lejos de aconsejar que todas las mujeres vuelvan al ‘dulce hogar’. Pero quería que todas las personas tengan posibilidad de hacer libremente, y con cierta soltura, lo que creen que es bueno. En esa línea, enseñaba que los trabajos domésticos pueden ayudar a desarrollar, de modo especial, la capacidad de estar ahí, libremente, para los demás. Así, esos trabajos, aparentemente tan monótonos, son la fuente secreta de la felicidad y eficacia de toda una familia".

San Josemaría, “no quiso ni pudo darnos soluciones hechas para los problemas concretos de los nuevos tiempos. Por esto, compete a nosotros encontrar esas soluciones, para cada época por las que estamos atravesando. Compete a nosotros, hoy, empeñarnos en que se reconozca la plena dignidad de la persona en todo el mundo, y que la mujer, por fin, deje de ser un tema espinoso. Para lograr eso, nos conviene profundizar en el espíritu de ese soñador realista, tener en cuenta sus visiones amplias, inspirarnos en su entusiasmo y su audacia”.

lunes, 11 de febrero de 2013

Benedicto XVI: una vida de entrega


Discurso de renuncia de Benedicto XVI: 

Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.

Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. 

Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. 

Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. 

Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice. 

Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. 

Por lo que a mí respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria. 

Vaticano, 10 de febrero 2013. 

BENEDICTUS PP XVI 

sábado, 9 de febrero de 2013

Diferencia

Albert Anker: Pelando patatas
Me escribes en la cocina, junto al fogón. Está comenzando la tarde. Hace frío. A tu lado, tu hermana pequeña —la última que ha descubierto la locura divina de vivir a fondo su vocación cristiana— pela patatas. Aparentemente —piensas— su labor es igual que antes. Sin embargo, ¡hay tanta diferencia!

—Es verdad: antes “sólo” pelaba patatas; ahora, se está santificando pelando patatas.

(San Josemaría, Surco, 498)

lunes, 4 de febrero de 2013

Verdadero icono

Bernardo Strozzi: Santa Verónica.

No hay en Él parecer, no hay hermosura que atraiga las miradas, ni belleza que agrade. Despreciado, desecho de los hombres, varón de dolores, conocedor de todos los quebrantos, ante quien se vuelve el rostro, menospreciado, estimado en nada (Is LIII,2-3).

     Y es el Hijo de Dios que pasa, loco... ¡loco de Amor!

Hans Memling: Santa Verónica, 1470.

    Una mujer, Verónica de nombre, se abre paso entre la muchedumbre, llevando un lienzo blanco plegado, con el que limpia piadosamente el rostro de Jesús. El Señor deja grabada su Santa Faz en las tres partes de ese velo.

El Greco: Verónica con la santa Faz, 1579. (Museo de santa Cruz de Toledo).

   El rostro bienamado de Jesús, que había sonreído a los niños y se transfiguró de gloria en el Tabor, está ahora como oculto por el dolor. Pero este dolor es nuestra purificación; ese sudor y esa sangre que empañan y desdibujan sus facciones, nuestra limpieza.

Paul Delaroche: Verónica.

     Señor, que yo me decida a arrancar, mediante la penitencia, la triste careta que me he forjado con mis miserias... Entonces, sólo entonces, por el camino de la contemplación y de la expiación, mi vida irá copiando fielmente los rasgos de tu vida. Nos iremos pareciendo más y más a Ti.

     Seremos otros Cristos, el mismo Cristo, ipse Christus.


Mattia Preti, 1613-1699.