domingo, 15 de septiembre de 2013

La dulzura de María

Hoy, 15 de septiembre, la Iglesia celebra Nuestra Señora de los Dolores. Traigo aquí unas palabras del Papa Francisco pronunciadas en Santa Marta el 12 de septiembre de 2013, recogidas por la agencia Zenit

Master of the Half Lengths: Los siete dolores de la Virgen. Museo Nacional de Arte de Cataluña.

La humanidad sufriente" de Jesús y la "dulzura" de María. Estos son los dos "polos" que el cristiano debe observar para vivir lo que pide el Evangelio

El Evangelio es exigente, le pide "cosas fuertes" a un cristiano: la capacidad de perdonar, la magnanimidad, el amor a los enemigos... Sólo hay una manera de ser capaz de ponerlo en práctica: "meditar en la Pasión, la humanidad de Jesús” e imitar el comportamiento de su Madre.
 
"Necesitamos hoy de la dulzura de la Virgen para entender estas cosas que Jesús nos pide, ¿verdad? Debido a que esta son cosas no fáciles de vivir.

Amen a sus enemigos, hagan el bien, presten sin esperar nada... Si alguien te pega en una mejilla, preséntale también la otra, a quien toma tu manto no le niegues la túnica... Son cosas fuertes, ¿no? Pero todo esto, a su manera, fue experimentado por la Virgen María: es la gracia de la mansedumbre, la gracia de la apacibilidad".

Incluso san Pablo, en su Carta a los Colosenses de la liturgia del día, invita a los
Nuestra Señora de la Angustias.
cristianos a revestirse de "sentimientos de ternura, de bondad, de humildad, de mansedumbre"
, de tolerancia y perdón mutuo. Y aquí, comentó el papa Francisco, "nuestra pregunta brota de inmediato: pero, ¿cómo puedo hacer esto?, ¿cómo me preparo para hacerlo?, ¿qué debo estudiar para hacer esto?". La respuesta, dijo el papa, "es clara":"Nosotros, con nuestro esfuerzo, no podemos hacerlo. Solamente una gracia puede hacerlo en nosotros". Y esta gracia, agregó, pasa a través de un camino preciso:
"Piensa sólo en Jesús, si nuestro corazón, si nuestra mente está con Jesús -el ganador, aquel que ha vencido a la muerte, el pecado, al diablo, a todo- podremos hacer esto que el mismo Jesús nos pide y que nos lo pide el apóstol Pablo: la mansedumbre, la humildad, la bondad, la ternura, la dulzura, la magnanimidad. Si no miramos a Jesús, si no estamos con Jesús no podemos hacer esto. Es una gracia, es la gracia que proviene de la contemplación de Jesús".

En particular, dijo el santo padre, hay un aspecto particular de la vida de Jesús a la que debe dirigirse la contemplación del cristiano: su Pasión, su "humanidad sufriente" Y surayó: "Es así que a partir de la contemplación de Jesús, de nuestra vida escondida con Jesús en Dios, que podemos llevar adelante estas actitudes, estas virtudes que el Señor nos pide. No hay otra manera".

Para perdonar, contempla el sufrimiento de Jesús. Para no odiar a tu prójimo contempla el sufrimiento de Jesús. Para no hablar mal contra el vecino, contempla el sufrimiento de Jesús. 


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