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Alejo Fernández: La virgen de los navegantes, 1536. |
Como han puesto en evidencia los estudios mariológicos recientes, la
Virgen María ha sido honrada y venerada como
Madre de Dios y
Madre de los cristianos desde los albores del cristianismo.
En los tres primeros siglos la veneración a María está incluida fundamentalmente dentro del culto a su Hijo.
Un Padre de la Iglesia resume el sentir de este primigenio culto mariano refiriéndose a María con estas palabras: «Los profetas te anunciaron y los apóstoles te celebraron con las más altas alabanzas».
De estos primeros siglos sólo pueden recogerse testimonios indirectos del culto mariano. Entre ellos se encuentran algunos restos arqueológicos en las catacumbas, que demuestran el culto y la veneración, que los primeros cristianos tuvieron por María.
Tal es el caso de las pinturas marianas de las catacumbas de Priscila: en una de ellas se muestra a la Virgen con el Niño al pecho y un profeta (quizá Isaías) a un lado; las otras dos representan la Anunciación y la Epifanía.
Todas ellas son de finales del siglo II.
En las catacumbas de San Pedro y San Marceliano se admira también una pintura del siglo III/IV que representa a María en medio de S. Pedro y S. Pablo, con las manos extendidas y orando.
Una magnífica muestra del culto mariano es la oración “
Sub tuum praesidium”, (Bajo tu amparo nos
María.
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San Teodosio y san Antonio de Kiev con María y el Niño |
acogemos), que se remonta al siglo III-IV, en la que se acude a la intercesión a
Los Padres del siglo IV alaban de muchas y diversas maneras a la Madre de Dios.
San Epifanio, combatiendo el error de una secta de Arabia que tributaba culto de latría a María, después de rechazar tal culto, escribe: «¡Sea honrada María! !Sea adorado el Señor!».
La misma distinción se aprecia en San Ambrosio quien tras alabar a la «Madre de todas las vírgenes» es claro y rotundo, a la vez, cuando dice que «María es templo de Dios y no es el Dios del templo» , para poner en su justa medida el culto mariano, distinguiéndolo del profesado a Dios.
Hay constancia de que en tiempo del papa San Silvestre, en los Foros, donde se había levantado anteriormente un templo a Vesta, se construyó uno cuya advocación era Santa María de la Antigua.
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Nuestra Señora de China. |
Igualmente el obispo
Alejandro de Alejandría consagró una Iglesia en honor de la
Madre de Dios. Se sabe, además, que en la
iglesia de la Natividad en
Palestina, que se remonta a la época de
Constantino, junto al culto al
Señor, se honraba a
María recordando la milagrosa concepción de
Cristo.
En la liturgia eucarística hay datos fidedignos mostrando que la mención venerativa de
María en la plegaria eucarística se remonta al año 225 y que en las fiestas del
Señor -Encarnación, Natividad, Epifanía, etc.- se honraba también a su
Madre.
Suele señalarse que hacia el año 380 se instituyó la primera festividad mariana, denominada indistintamente «
Memoria de la Madre de Dios», «
Fiesta de la Santísima Virgen», o «
Fiesta de la gloriosa Madre».
(Fuente: primeroscristianos.com)