viernes, 3 de agosto de 2012

Emaús

Velázquez: "La cena de Emaús"
Se termina el trayecto al encontrar la aldea, y aquellos dos que —sin darse cuenta— han sido heridos en lo hondo del corazón por la palabra y el amor del Dios hecho Hombre, sienten que se vaya. Porque Jesús les saluda con ademán de continuar adelante. No se impone nunca, este Señor Nuestro. Quiere que le llamemos libremente, desde que hemos entrevisto la pureza del Amor, que nos ha metido en el alma. Hemos de detenerlo por fuerza y rogarle: continúa con nosotros, porque es tarde, y va ya el día de caída, se hace de noche.

Así somos: siempre poco atrevidos, quizá por insinceridad, o quizá por pudor. En el fondo, pensamos: quédate con nosotros, porque nos rodean en el alma las tinieblas, y sólo Tú eres luz, sólo Tú puedes calmar esta ansia que nos consume. Porque entre las cosas hermosas, honestas, no ignoramos cuál es la primera: poseer siempre a Dios.

Matthias Stom, "La cena de Emaús", 1633-1639

Y Jesús se queda. Se abren nuestro ojos como lo de Cleofás y su compañero, cuando Cristo parte el pan; y aunque El vuelva a desaparecer de nuestra vista, seremos también capaces de emprender de nuevo la marcha —anochece—, para hablar a los demás de El, porque tanta alegría no cabe en un pecho solo.

Camino de Emaús. Nuestro Dios ha llenado de dulzura este nombre. Y Emaús es el mundo entero, porque el Señor ha abierto los caminos divinos de la tierra.

(San Josemaría, de la homilía "Hacia la santidad", Amigos de Dios.

1 comentario:

  1. Emaús es el mundo entero, nunca se impone este Señor Nuestro. ¡Qué bien viene leer esto y guardarlo como el mejor tesoro!
    Gracias, querida amiga.
    Un beso.

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